Culto al fuego y al corcho por San Vicente Mártir

El mes de enero está marcado en Extremadura por la celebración de algunas de sus principales y más ancestrales fiestas populares, muchas de ellas situadas entre lo pagano y lo divino. Y ahí es donde se encuentran las fiestas patronales de la Ciudad del Corcho, las que rinden honor al mártir San Vicente el 21 y 22 de enero anualmente.

Ni los escritos ni la memoria popular llegan a alcanzar los inicios de esta temprana celebración sanvicenteña que antaño llenaba de hogueras las calles y plazas del municipio pacense, aunque algunos la relacionan con el martirio del santo oscense a manos de Diocleciano en el año 304 d.C. Sin embargo, todo apunta a que las fiestas de San Vicente forman parte de ese gran elenco de celebraciones que tienen al fuego como símbolo festivo y que acerca a la humanidad a la divinidad a través de este elemento purificador y renovador en un amplio sentido.

Quién sabe si hay que apuntar a la visión cristiana y pensar en ese fuego protagonista en el tránsito ritual como metáfora de destrucción, purificación, nacimiento y renacimiento, de vida y de muerte. O quizás tendríamos que mirar al fuego como don divino, controlado por el hombre, como gran fuerza de purificación o como bandera de la integración humana que nos protege contra angustias y calamidades y nos permite acabar con todo lo malo del año anterior.

Sea como fuere, los sanvicenteños no faltarán a la tradición de quemar sus hogueras cuando repiquen las campanas del imponente templo parroquial tras la procesión del santo en la noche del 21 de enero. San Vicente saldrá por la puerta mayor a las 19.30 horas, tras nueve días de novenas una vez que haya concluido la Santa Misa Extremeña cantada por la Asociación Folklórica Sanvicenteña 'La Besana'. Previo a la salida procesional también se hará la reverencia ante la reliquia de San Vicente que alberga la parroquia local.

Aunque ya en menor medida, y seguramente acarreados en remolques y no a mano como antaño hacían las pandillas de chiquillos, los protagonistas serán 'los ramajos'. Es época de amontonar las ramas y chupones de los que han sido despojados recientemente los olivos de los huertos y 'tapás' cercanas al casco urbano para crear grandes montones de este material vegetal y prenderle fuego al ritual.

Para incentivar que no se pierda esta tradición, cada año el Ayuntamiento de San Vicente de Alcántara organiza un concurso de hogueras, repartiendo 600 euros en premios entre todas las existentes. Cierto es que ya es complicado poder elaborarlas en el casco urbano debido al asfaltado de sus calles, aunque en los alrededores siguen quedando terrenos amplios donde poder llevarlas a cabo. Atrás queda ya, y solo pervive en la memoria de los más mayores del lugar, cuando en cada calle existían numerosas hogueras avivadas por los trastos viejos que los vecinos desechaban.

Más cercanos son los muñecos que Manolo Cordovilla elaboraba artesanalmente para la ocasión desde 1975 hasta unos años antes de su fallecimiento, siendo un acontecimiento su exposición los días previos en el escaparate de su taller, la instalación en el lugar donde iba a ser devorado por las llamas o el propio momento de prenderle fuego. ¿Quién sabe si Manolo identificaba esta tradición que él mismo creó con la arcaica rueda cósmica de muerte y renacimiento? No obstante, de sus manos salieron simpáticos personajes grotescos, otros populares y hasta algún sanvicenteño cuando estaba en su apogeo en el mundo de la canción.

El propio Ayuntamiento no deja caer la fiesta y aprovecha las zonas más amplias del municipio y por donde transcurre la procesión del mártir para instalar sus hogueras institucionales a base de grandes montones de leña sobre arena. La primera en arder es la de la plaza de Salajka cuando la procesión pasa por allí justo antes de recoger. Danza y canta 'La Besana' y la multitud aprovecha para darse un calentón, empieza a arrimar el corcho a la lumbre y ya se dejan ver las primeras caras mascarradas. Aunque de forma oficiosa, 'Los Mascarrones' ya han comenzado.

En la vida moderna, probablemente, no esperaríamos que unas campanas nos dieran la voz de aviso de algo, salvo los conocidos toques para misa o defunciones. Sin embargo, como toda antigua y enraizada tradición que se precie, las campanas de la parroquia juegan un papel fundamental y son las encargadas de dar el pistoletazo de salida al encendido de las hogueras y al oficial comienzo del ritual de mascarrarse con el corcho una vez que San Vicente entra por la puerta mayor.

Tampoco se conoce el inicio de este rito, sin embargo, siendo San Vicente la ciudad por excelencia que ostenta la mayor industria corchera de la Península Ibérica, no es de extrañar que todo venga de su surgimiento como núcleo manufacturero de este material a mediados del siglo XIX. Y es que mientras arden las hogueras, en todo el fulgor de la fiesta, el corcho, ya partido en trozos o con tapones clavados en un palo, se acerca al fuego para que, sin llegar a arder, se ponga negro y permita tiznar la cara de todo aquel que se encuentre cerca. Lo que se conoce en el argot festivo como 'mascarrar'.

Antiguamente los vecinos se reunían en torno al fuego que iluminaba sus puertas y compartían lo que tenían por casa. A buen seguro que el vino y el aguardiente no faltaba al lado de las candelas, aunque la bebida ritual sanvicenteña por antonomasia, el resóleo, seguro que también salía a relucir.

Por regla general hoy en día ya no es así, por ello el Ayuntamiento organiza una gran parrillada en la noche del 21 para que todos los vecinos y visitantes que lo deseen puedan ser partícipes de ella. Y si la fiesta cae en fin de semana, como sucede este año, se podrá disfrutar también de una buena actuación musical en el pabellón Multiusos.

El día 22, festivo local, San Vicente se levanta oliendo a buche y a paella. Muchos son los hogares que, al igual que el «Domingo Gordo» de Carnaval echan a cocer el buche con sus respectivas coles y arroz y todos los ingredientes necesarios de este tradicional y consistente plato sanvicenteño. Por otra parte, el consistorio invita al pueblo y a todo el que quiera a una gran paella popular en el pabellón Multiusos.

No faltarán tampoco los dulces caseros, el chocolate y el folklore. Los encargados de endulzar el cuerpo son los miembros de la Junta Directiva de la Cofradía de San Vicente Mártir, y los que nos deleitarán con las más populares canciones del repertorio regional serán los de 'La Besana', que en este 2023 recuperan SuberFolk. El broche de oro lo pondrá un grupo de renombre en el folklore extremeño, Mansaborá Folk.

En definitiva, San Vicente afronta en este 2023 unas fiestas patronales muy especiales. Con la llama de la tradición todavía encendida y con las ganas y entusiasmo de volver a vivir uno de sus días grandes con la mayor plenitud y esplendor. Pandemia de por medio, dos son los años en los que nada era ni medio parecido a lo que se suele vivir en torno a las celebraciones que honran al patrón de la Ciudad del Corcho.

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